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EL EXCESO ES INMORAL
Todos deseamos crecer y mejorar nuestras posibilidades. Ansiamos disfrutar de la vida y poder comprarnos nuestra casa, un auto, tener trabajo y mediante nuestro esfuerzo ir aumentando nuestros recursos. Y ESO ES BUENO y además, DESEABLE para todos. 
Sin embargo, debería haber una sustrato básico al que todos y todas tengan derecho a alcanzar. Una vivienda, alimentos, educación y salud. Si los gobiernos distribuyeran los bienes con criterio desde una perspectiva responsable, deberían ocuparse de que esa plataforma que otorga DIGNIDAD sea prioritaria en sus programas (si es que los tienen). No es posible que los encargados de SERVIR al pueblo llenen sus bocas con respecto a la pobreza mientras sus riquezas aumentan día a día. ¿No nos sorprende que todos elijan vivir con opulencia y disfrutar de placeres que el resto jamás podríamos, mientras prometen ocuparse de los más necesitados?¿Cómo? ¿Con limosnas?
Es cierto que existen millares de responsabilidades que tienen que cubrir, que gobernar no es fácil, que las demandas son múltiples, que el capital no alcanza… todo eso lo sé, pero… si hubiera limpieza de proyectos, todos los ciudadanos seríamos solidarios, por ejemplo, donando una hora de trabajo semanal para ese bien común, que podría mejorar la calidad de vida de otro ciudadano. Lo que ocurre es que no confiamos en esos «líderes millonarios» que le hablan al pueblo como si fuéramos ignorantes, todos. A veces, da vergüenza ajena escuchar sus discursos en busca de votos pero totalmente indiferentes al hambre, al dolor, a la angustia y a la tristeza de madres y padres que no pueden cobijar a sus hijos, ni proveerles lo necesario para que crezcan con posibilidades para acceder a esos beneficios indispensables para la evolución humana.
¿Por qué se habla tanto del pueblo si no tienen ni idea de quienes lo conforman? Porque el pueblo somos TODOS LOS ARGENTINOS y los que no somos POBRES tampoco somos RICOS.
Yo y muchos como yo entregamos parte de nuestro tiempo para que otros vivan de una mejor manera y sabemos diferenciar entre un DISCURSO VACÍO y una palabra que nos invite a confiar. Y podríamos hacer más aún si tuviéramos autoridades con AUTORIDAD MORAL.
Dejemos de escuchar arengas seductoras y atémonos al palo mayor, como hizo Ulises para no caer hipnotizados por el «canto de las sirenas»
NO NOS DEJEMOS ENGAÑAR, tenemos derecho a vivir mejor, sin excesos, claro, pero con expectativas de alcanzar mejoras, que permitan superar ese sustrato básico que asegura la dignidad. Recién desde ahí, es posible desplegar los talentos, porque todo ser humano tiene algo para dar… SIN DUDA. La seducción de sus promesas nos aleja de las verdaderas posibilidades. «Acomodarse» con los líderes para recibir «un poco más» es una forma de prostitución, que no permite sentirse limpio frente a los demás.
Es necesario DESPERTAR y eso nos lleva a conocer nuestros derechos pero también nuestros deberes. Desde esa plataforma básica, sumado al esfuerzo mantenido en el tiempo, podemos alcanzar conocimientos y bienes que nos hagan sentir libres de disfrutar de lo alcanzado. Solo así.
Inés Pérez Arce – 24.10.21