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Si algo sabemos es «sufrir», lo sabemos de memoria, lo mamamos, lo imitamos, nos contagiamos, lo aprendimos de quienes sufrían mejor que nosotros, lo enseñamos a quienes nos rodean… En fin, decimos frases como: «la vida es sufrimiento», «en el amor se sufre inexorablemente», «tanto esfuerzo para qué, nadie te reconoce nada»… Te levantás a la mañana y el mundo se te cae encima… La mente se puebla de ideas nefastas: «y ahora tengo que viajar hacinado, para ir a ese maldito trabajo, no te alcanza la plata, él no contestó mi llamado, siempre me deja plantado, me duele la cabeza, el gobierno tiene la culpa, o mi mamá, mis hijos, mi pareja, el barrio»…o lo que queramos agregar… hay millones de oportunidades para agregar situaciones horrendas.

Sufrir es la cosa más fácil de experimentar, con cualquier cosa podemos vivir realmente muy mal, y además, podemos repetir ese hábito al infinito, nadie nos para y siempre se puede estar peor. ¿Por qué adicción? Porque somos esclavos de una programación que tiene más poder que nosotros, somos una «batería» que alimenta un sistema destructivo y cruel, sin capacidad de elección, nos des-vivimos «a sus órdenes» como lo hace un adicto a sustancias. Y… ¿entonces?

Existe la posibilidad de poner en duda eso… Decirnos con énfasis ¡Tiene que haber otra forma de experimentar la vida…!!! Y, claro, al presagiar un cambio… comienza a VISUALIZARSE en nuestro interior y nos despertamos con otra sensación… ¡Hoy puede ser un gran día…!!! Y animarnos a elegir de la realidad lo que llena el alma, el reflejo del sol en las copas de los árboles… el saludo cariñoso de un vecino… que el colectivo llegó a horario y no tan lleno… que en la oficina hoy podré terminar lo pendiente… que si no me llamó lo llamo, que si no viene me voy y hago mis cosas, respiré profundo varias veces y se me calmó el dolor de cabeza, tengo que comprender que los gobiernos pasan y yo quedo, mejor me ocupo de mí, y bueno… la vieja (los chicos, mi pareja, etc.) no va a cambiar, mejor cambió yo, mi barrio es antiguo pero tiene un «no sé qué» que me hace elegirlo nuevamente…

SER FELIZ ES UN TRABAJO FORZADO y nadie lo hace por mí. Pero yo sí puedo proponérmelo cada vez que me hago consciente de que si sufro-muero y si soy feliz-vivo.

¡A trabajar con nosotros mismos…!!! Vale la pena que implique.

Inés Pérez Arce

8.6.16