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¿Qué es la Meditación para mí?

Lejos de ser un lugar de descanso, es un momento de muchísima actividad. Entre la mente que insiste en acaparar la atención y el propósito de centrarme en el mantra, no hay paz. Pero es un trabajo destinado al descanso, el mismo se produce de todos modos… El problema mayor, en mi caso, es la censura que hago de la dificultad de parar la cabeza, sé que es inapropiado, pero… mi Superyó sigue vigente. La tarea más importante, es respirar acompañando la frase elegida, y volver ahí después de cada dispersión. Sé, que es de gran importancia aceptar lo que ES, como ES, e integrarlo al SILENCIO.

La meditación es propicia para el AUTOCONOCIMIENTO. Aprender a ejercitar al Observador, para que registre sin juzgar, solo observar. Cuando eso ocurre, vemos en pantalla panorámica las tendencias, los hábitos, los clisés con que nos movemos en la vida, que aún sin juzgarlos, podemos ver cómo se desarrollan e interactúan.

Así como durante la primera mitad de la vida tenemos tendencia a proyectar lo desagradable, en esta segunda mitad podemos recuperar la proyección y aquilatar con precisión los defectos, las estrategias manipulativas, la mentira que disfraza lo que hacemos o decimos. Claro, me estoy refiriendo a minucias, que podrían pasar absolutamente inadvertidas, pero la meditación nos permite ver en qué medida hemos contribuido con el mal, la división, la calumnia, la denigración, la exclusión y un sinnúmero de actitudes que incrementaron la separatividad, el ataque y la defensa. No se trata de ser masoquista, no. Solo es indispensable responsabilizarnos de nuestro accionar destructivo en relación con los demás. Justamente, observar ese movimiento. Más allá de las conductas, sentimientos y emociones, pertenecientes a la personalidad, hay un Ser que está destinado a manifestarse. Este trabajo profundo pretende despojar de lo accesorio (al desidentificarse de actitudes y pensamientos) al Ser Sagrado que somos cada uno de los seres humanos, para que pueda cumplir con su misión. Meditando vemos y sentimos la pena que nos produce haber colaborado con el daño del mundo, por miedo muchas veces, por ignorancia la mayoría. En esta etapa, en la que dejamos de mandar la culpa afuera y nos hacemos cargo, es también cuando más responsables somos, por lo tanto, ya no generamos intencionalmente actitudes perjudiciales pero lo sorprendente es ver, que aún de modo imperceptible, esas características negativas siguen presentes en nuestras conductas. El otro día me interrumpieron en medio de una meditación y sentí un enojo tremendo, y eso me dio la oportunidad de ver ¿qué quería decir ese enojo? ¿surgió ahí o ya estaba? ¿con quién estaba enojada? ¿con quién me interrumpió en el silencio? Y pude comprobar que el enojo era un hábito mío, dispuesto a saltar ante el menor estímulo, que tal vez me sirvió en algún momento de mi vida pero que ahora podía observarlo y disolverlo. Y así fue, no hice ningún planteo por la interrupción y fue de gran aprendizaje para mí.

Las meditaciones guiadas, las visualizaciones, la relajación con música y otras variantes, son agradables y benéficas, pero nada tienen que ver con el Trabajo Interior que se hace en la meditación en silencio o contemplativa, donde se observan con atención los movimientos de la propia mente intercalados con momentos de silencio. La finalidad ulterior es el conocimiento de quien SOY, más allá de todo. Y tal vez, en algún momento tengamos un chispazo de Luz, pero seguro podremos sentir lo que nos produce el encuentro con la Paz.

Inés Pérez Arce